EL ARTE DE SER DIFERENTE
Si alguna vez has seguido programas como The Voice o Britain's Got Talent, habrás notado que muchas personas tienen talento, pero a menudo no se distinguen realmente de otras personas con esa misma habilidad. Lo que valoramos por encima de todo es la originalidad, la rareza o el carácter excepcional de un don. Es común ver a miles de candidatos para un puesto en una orquesta sinfónica o escuchar a un cantante emotivo en un bar de hotel. ¿Qué decir de esos actores que destacan en la pantalla mientras tantos otros aspiran a un papel de extra? ¿Es la suerte, el trabajo, un don innato o una mezcla de los tres?
Pero no se trata solo del arte o el deporte. Los emprendedores, los líderes empresariales y los inversores también tienen sus ídolos que alcanzan la cima y son reconocidos y recompensados en consecuencia. ¿Vivimos en un mundo que alimenta la frustración de ver nuestros sueños limitados por la excepcionalidad de unos pocos? La envidia y los celos son sentimientos tóxicos que nacen de lo que no podemos obtener. O bien, la ambición puede encerrarnos en un túnel donde la salida se convierte en el único objetivo.
Estas son preguntas para una reflexión profunda. Y, sin embargo, solo hay una verdadera búsqueda detrás de todas estas interrogantes: la Plenitud de la Conciencia de Ser. Incluso en la cima de su arte o de su existencia material, el ser humano duda del sentido de su vida y de cuántos adjetivos o complementos le quedan por adquirir para poder decir simplemente: yo soy. Es el gran paradoja de nuestra condición de seres conscientes: querer abarcar el Todo para conocer lo que se encuentra en la Singularidad del momento presente. Es lo que la Biblia describe simbólicamente como el pecado original y la expulsión de Adán y Eva del Paraíso. La búsqueda espiritual siempre nos alcanza, a menudo después de muchos desvíos, y nos enfrentamos a la elección de anestesiarla o afrontarla sinceramente.
Las recompensas se ofrecen en forma de tranquilidad y gratitud por esos talentos excepcionales que se convierten en nuestros, no porque los poseamos, sino porque damos testimonio de ellos. Cuando aceptamos Ser, todo se nos da y nada falta, el Ego se calla y las ilusiones se desvanecen. Y nosotros también nos volvemos diferentes.
Por eso Pointfulness no es coaching, sino pre-coaching enfocado en la reflexión filosófica, para una transformación radical pero racional y suave de nuestra mentalidad para una vida plena. ¿Te interesa? ¿Qué te impide alcanzar la plenitud de la conciencia de ser?